Libros

En efecto, Desde la plaza del Carbayón es algo más que un libro, porque, más allá de las reflexiones y peripecias que encontramos en estas páginas, el autor comparte con el público lector vivencias que dan cuenta no sólo de un tiempo y una ciudad, sino también de un intimismo que se expresa con delicadeza y pulcritud a través de un estilo depurado y personalísimo. Es la prosa de un escritor que alcanza una madurez que sorprenderá a quienes están acostumbrados a las muletillas en la expresión y a los lugares comunes en los contenidos. Por otra parte, aquí se dan cita tres décadas de la historia de Oviedo, que empiezan con la niñez del autor en la década de los sesenta. Tres décadas de grandes transformaciones en lo colectivo y en lo personal, avistadas, en principio, desde la plaza del Carbayón y, al final, desde la calle Toreno, pasando por la calle Santa Susana. Vienen a ser una suerte de memorias personales, carbayonas y generacionales contadas desde una voluntad de estilo irrenunciable, así como de un afán de claridad que las transitan de principio a fin. Con la lectura de este libro se asiste a grandes transformaciones que tuvieron lugar en la ciudad, se recorren calles y establecimientos de referencia en Oviedo, se dan cita determinados acontecimientos que marcaron la historia de la capital asturiana y se vuelve desde un presente continuo a noches inolvidables, a conciertos que dejaron huella, a la vida universitaria del posfranquismo, a la música y a los libros que marcaron la educación sentimental de aquellos años. El presente volumen recopila textos publicados por Luis Arias en la última página del suplemento que el diario “El Comercio” dedica a Oviedo los domingos desde 2015. A fuerza de no ser artículos sobre actualidad, sino episodios rescatados desde la memoria, nos encontramos ante textos que ni siquiera sufren hibernación, puesto que van más allá del día a día, puesto que son acontecimientos que se presentan alambicados y seleccionados para disfrutar de ellos sin prisas ni urgencias, para degustarlos relato a relato.