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La interpretación del mundo que hace Carlos Álvarez Cabrero puede situarse en Praga, Madrid, Oviedo o el resto del mundo desde mediados de los ochenta. Comenzó en el cómic (en el mítico Víbora) y esa ha sido una señal de identidad en sus temas, fondos y formas. Le gustan Hergé, Brueghel el Viejo y Otto Dix, entre otros, aunque también podríamos encontrar imágenes relacionadas con Edvar Munch o el pop art y añadir todas las etiquetas posibles que desee el crítico observador. Hay quien dice que su mirada es la de unos ojos desencajados, como los de sus personajes, un gran angular surrealista capaz de ver más de lo que está o detallar lo que otros no ven. Los carteles publicitarios o los mensajes conminatorios están presentes en muchos rincones de sus cuadros (en las camisetas de los protagonistas, en los locales o transportes públicos que frecuentan, en los libros que arrinconan o en las aceras por las que caminan). No hay duda de que en los cuadros de Álvarez Cabrero, además de una parte expresiva, hay una intención comunicativa. Si añadimos a esa personalísima interpretación el impulso narrativo del cómic que aún rezuma en sus obras encontramos una obra repleta de sugerencias para la literatura.
El mensaje es suficientemente ambiguo y sugerente para que un grupo de intrépidos escritores se hayan atrevido a buscar en cada recoveco de 15 dibujos a lápiz de Álvarez Cabrero para (re)crear un texto que dé forma escrita a ese mundo dibujado. Si el arte es hoy en día cada vez más multidisciplinar, por qué no encontrar un paso intermedio entre pintura y espectador. Eso es lo que pretenden los recreadores de ese mundo de Rosendo Haddock Reed, meter tinta entre los trazos de lápiz y el espectador, multiplicar las lecturas de los dibujos e ilustrar en lo posible los contenidos de esas superviñetas.
En este atrevido proyecto están implicados una treintena de escritores de toda condición, libres de género a la hora de escribir textos, sólo condicionados por el espacio (si no ponemos límite a sus palabras, no sería posible reunir tanto talento en un solo libro). Son Chus Fernández, Blanca Álvarez, Manuel García Rubio, Jose Luis Piquero, Ignacio del Valle, Manolo D. Abad, Pelayo Fueyo, Ana Vega, Mariano Arias, Jorge Ordaz, Javier Cuervo, Miguel Barrero, Eva Vaz, Xuan Santori, Jose Havel, Saúl Fernández, Xuan Bello, Rubén D. Rodríguez, Belén Díaz Faes, Pablo Álvarez, Fernando Menéndez, Pedro de Silva, David Suárez, Antonio Valle, Jaime Priede, Xandru Fernández, Javier Lasheras, Ana Vanesa Gutiérrez, Miguel Rojo, David González, Víctor Guillot y Luis Arias Argüelles-Meres.